Eran como las cuatro de la madrugada cuando sonó el celular. La llamada provenía de un teléfono oculto.
—¿Hola? — fue como contestó la llamada. Todavía su voz se oía soñoliento todavía.
—Hola Eduardo, ¿me imagino que la has de estar pasando bien?
La voz parecía la de una máquina: sonaba muy mecánica, una grabación plana, parecida a no tener alma. Eduardo no podía poder saber si era un chico o una chica con quien hablaba. La voz se oía como si hubiera sido modificada con un voice coder o algo por el estilo.
—¿Quién eres? —preguntaba ya algo desesperado por saber.
—Contéstame, ¿la estás pasando bien Eduardo? —Preguntaba una voz insistente al otro lado del teléfono.
Quieres seguir sabiendo de la historia? Mira mejor este video: